Josean Brena
Ley de Memoria Histórica que ampara la retirada de la simbología franquista de todos los lugares públicos. En este caso en concreto la retirada de la estela a un museo o almacén ya no tiene sentido, puesto que actualmente ha sido vandalizada de tal modo que resulta poco menos que una piedra puesta en pie al lado de una carretera.
En el caso que nos ocupa se trataba de una estela que recordaba a los Gefreiter (cabo) de la artillería alemana de la Legión Cóndor muertos en combate en Urbina, Álava, en abril de 1937. En realidad en Urbina solo murió el gefreiter Karl Rettenmaier el día 2 de abril de 1937, mientras que los gefreiter Johann Fischer y Emil Creutz murieron posteriormente en Vitoria a causa de las heridas sufridas los días 4 y 20 de abril de 1937 respectivamente. La causa de la muerte como pone en el listado oficial de caídos de la Legión Cóndor fue “d. (acrónimo de deswegen) Frühkrepierer” cuya traducción sería “debido a explosión prematura”. Es decir, que el Flack 88 que manejaban los tres cabos de artillería, al inicio de la ofensiva de Mola sobre territorio vizcaíno, falló y reventó, causando la muerte al momento de Karl Rettenmaier y graves heridas a Johann Fischer y Emil Creutz, que aun siendo trasladados a la capital alavesa no pudieron sobrevivir y fallecieron posteriormente, como hemos señalado al inicio.
La estela hoy día a causa de los actos vandálicos sufridos ya no presenta ningún texto legible en ella, pero en su día podía leerse el siguiente texto grabado en su frente:
Hier fielen im kampf um ein nationals Spanien
EMIL CREUTZ
. 28.8.1914 ZU HÜFFLER - PFALZ
+. 4.4.1937 IM LAZ. Vitoria
JOHANN FISCHER
. 4.11.1914 ZU HANZELL - OBB
+. 20.4.1937 IM LAZ. Vitoria
KARL RETTENMAIER
. 15-7-1910 ZU HÜTTLINGEN WTTBG
+. 2.4.1937 IM LAZ. Vitoria
Tenemos que preguntarnos si queremos legar a nuestros descendientes alguno de estos monolitos, monumentos, edificios, etc, contextualizándolos convenientemente o retirándolos a museos o depósitos donde puedan ser conservados para recuerdo de los hechos acaecidos en una dura guerra civil y posterior dictadura, o, si simplemente vamos a dejar que sean destruidos como intentando borrar un pasado que no va a dejar de existir por ello. En cierta ocasión leí un artículo titulado “La memoria en los monumentos” (1) de la Doctora en Sociología e investigadora independiente Olivia Muñoz Rojas y se me quedó grabado un párrafo de dicho artículo que decía lo siguiente “Es mejor sumar la memoria de los vencidos a la de los vencedores que sustituir una por otra” y es a mi entender lo que debería hacerse, puesto que si aplicáramos una “lógica destructora” contra todo lo construido por medios crueles o como elemento opresor, deberíamos de destruir los castillos medievales por ser muestras del poder de los señores feudales contra los campesinos, de las pirámides de Egipto construidas por esclavos, de los campos de concentración nazis que son monumentos a lo más despreciable en que puede convertirse el ser humano, de las pirámides aztecas donde se sacrificaban seres humanos, etc… En un tema tan sensible y polarizado como este, es bueno pararse a pensar cómo podemos cumplir con la Ley de Memoria Histórica y a la vez recordar el pasado sin necesidad de destruir los restos que nos han llegado, para que las generaciones venideras puedan acceder a esa historia a través de los monumentos, símbolos, edificios, fortificaciones, lugares de memoria etc, debidamente contextualizados y no solo a través de los libros y la imaginación.
Notas
(1) http://elpais.com/elpais/2016/03/21/opinion/1458563323_963221.html