En cambio, para documentar el campo de Sondika hemos elegido una entrada muy especial y hemos seleccionado unos materiales para mostraros como estaba el campo el día 24 de mayo de 1937, cuando llegaron los chatos de Riverola de camino al santanderino campo de La Albericia, base de referencia de las Fuerzas Aéreas del Norte. Después de una serie de intentos infructuosos de enviar aviones al norte vía Francia y de sortear el descarado boicot de los soviéticos, Indalecio Prieto, a la sazón ministro de Defensa Nacional, dispuso el envío de cazas en vuelo directo desde Algete (Madrid), sorteando los peligros que suponía atravesar todo el territorio dominado por los rebeldes. Para entonces, desautorizado y dimitido Largo Caballero, la ofensiva total de Mola parecía tomarse un respiro, pero la aviación republicana en la cornisa cantábrica había quedado reducida a la mínima expresión y había que reconstruir, en primer lugar, la escuadrilla de caza. La primera expedición en dar el salto con éxito había sido la de Gerardo Gil, formada por cinco chatos que llegaron a La Albericia el 22 de mayo. Dos días después fue el turno de Riverola, que lideró una expedición de otros 12 que a punto estuvo en acabar en tragedia. Dos tuvieron que regresar a Algete y solo tres llegaron derechos a La Albericia, mientras que los otros siete se desviaron hasta Donostia, uno amerizó en la playa de La Concha y otros seis se dirigieron a Sondika, donde se encontraron un campo vacío y lleno de socavones por los continuos bombardeos de la aviación rebelde, pero consiguieron aterrizar a las 17.20 horas. Uno se salió de la pista y resultó averiado y cuando los cinco restantes consiguieron despegar de camino a Santander, fueron atacados por seis Fiat C.R. 32 italianos que derribaron al chato del sargento Marín, que saltó en paracaídas con heridas en su brazo izquierdo. Los cuatro restantes consiguieron llegar a La Albericia. Publicamos esta imagen del campo de Sondika, precisamente de ese 24 de mayo de 1937, en auténtica primicia para nuestros lectores. Se trata de una fotografía aérea de la Legión Cóndor del Archivo Militar de Ávila que muestra un campo lleno de cráteres de bombas que ya no es operativo por su cercanía al frente, cobrando nueva relevancia el del Malecón de Muskiz y el de Ugarte en Trapagaran, si bien este último no llegó a usarse nunca. Es muy posible que los chatos de Riverola fuesen los últimos aviones republicanos en operar desde el campo de Sondika, que cobraría nuevo impulso en manos rebeldes tras la pérdida de Bilbao y, al terminar la Guerra Civil, se convertiría, tras años de desidia y desinterés, en el aeropuerto de la villa y en sede de un aeroclub que tuvo en el getxotarra Manuel Zubiaga Aldecoa, pionero de la aviación vizcaína, a su fundador, pero eso ya es otra historia. El primitivo aeródromo de Pombo dio paso a una importante ampliación durante la Guerra Civil, que extendió la pista desde Sondika hasta Loiu, en la que llegaron a trabajar 2.000 obreros bajo la dirección del sobrestante de obras públicas de la Diputación José Garay Allende. Acompañamos este texto de una imagen con la localización del campo marcado sobre la cartografía histórica de 1934, la foto de la Cóndor del Archivo Militar de Ávila y otra de 1945 en la que aún son claramente visibles los cráteres de las bombas.
Imágenes:
1. Extensión del aeródromo de Sondika tras las obras de ampliación realizadas durante la Guerra Civil entre 1936 y 1937 (cartografía histórica 1934, Bizkaiko Foru Aldundia).
2. Fotrografía aérea del campo de Sondika realizada por un avión de la Legión Cóndor el 24 de mayo de 1937, día en que llegaron los chatos de Riverola de camino a La Albericia tras desviarse a Donostia. Véase que en la pista no hay ni un sólo aparato y, en cambio, son comunes los cráteres de las bombas. La leyenda corresponde, según la documentación consultada en el Archivo Militar de Ávila, a lo siguiente. Hangar de 32 metros x 17 metros (1), dos hangares de 21 metros x 17 metros (2), edificio de unos 21 metros (3).
3. Fotografía aérea del campo de Sondika en 1945, todavía son claramente visibles los cráteres de las bombas. No se ve ni un solo avión (GEOEUSKADI).
4. Imagen de la Escuadrilla del sestaotarra Andrés García Lacalle en Madrid; de pie, tercero por la izquierda, José Riverola Grúas, lider de la escuadrilla de chatos que partió hacia el norte el 24 de mayo de 1937, a su lado, Gerardo Gil, que lideró la del 22 de mayo. De pie, 2º por la derecha con chaquetón de vuelo, Lacalle.