El patrimonio militar es una prioridad dentro de la protección del patrimonio cultural noruego, especialmente el de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Muchos restos materiales de dichos períodos han desaparecido o están a punto de perderse, lo que llevaría a una falta de conocimiento sobre dichos campos de batalla. Así que dicha reunión se centró en el patrimonio militar del siglo XX en riesgo de desaparición.
La identificación y protección de localizaciones y paisajes militares se enfrenta a grandes desafíos. Para proteger dicho patrimonio militar es necesaria una red de profesionales, que intercambien experiencias, ideas y nuevos métodos. El Congreso se organizó en torno a varias temáticas, protección, gestión y reutilización del patrimonio fortificado, siendo las comunicaciones multidisciplinares con expertos de ámbitos tan diversos como la historia, la arquitectura, la gestión, etc., pero todos relacionados de alguna manera con el patrimonio militar. Además de la variedad de profesionales, se vió enriquecida con la diversidad de países de procedencia de los mismos, participando ponentes de países tan lejanos como Japón, Australia o Taiwán. Mientras que la representación europea estuvo claramente marcada por los países nórdicos, Noruega, la anfitriona, Finlandia, Dinamarca o Suecia, fueron otros países con una amplia comitiva. Polonia, Hungría, Estonia o Rusia, con sus miembros eran la presencia de la Europa oriental; por parte del occidente europeo estaban Bélgica, Reino Unido, Holanda, Italia y España.
EL DESARROLLO DEL CONGRESO
La mañana del lunes 4 de septiembre se procedió al comienzo del Congreso con una breve presentación del mismo y de la agenda del día. En la misma se realizó una breve presentación de dos líneas defensivas, una realizada durante la Segunda Guerra Mundial por los alemanes, la línea Lyngen; y otra noruega, construida durante la Guerra Fría, línea Froy, las cuales se visitarían después de comer.
La segunda jornada de conferencias se realizó en la ciudad de Narvik, en el denominado Museo de la Guerra de Narvik, donde tienen una pequeña exposición de materiales, desde el comienzo de los combates en 1940 hasta el fin de la guerra. Las distintas ponencias de dicha jornada estaban centradas en la gestión del patrimonio fortificado, mostrando ejemplos que iban desde la nula protección que existe en Rusia para dicho tipo de restos materiales, a un ejemplo de puesta en valor y conservación de varios fuertes italianos en la región de Lessinia.
A la mañana siguiente, se embarcó en un ferry con rumbo a la isla de Meloyvaer, donde se realizaría una visita a un complejo fortificado noruego de los años 80. En concreto se visitó una batería de costa y su puesto de mando. Ambas estructuras, construidas a finales de los 80, tenían la misión de proteger los accesos al fiordo ante una posible amenaza del norte. Dichas construcciones, fueron abandonadas en el año 2002, siendo gestionadas en la actualidad por una asociación local, que realiza visitas guiadas a las mismas, como una forma de mostrar el patrimonio fortificado de dicho período histórico. Después de la comida, y en el centro de visitantes de dicha isla, se organizó otro ciclo de presentaciones, centradas esta vez en la preservación. Tras un intenso día, los participantes regresamos a Harstad, donde se realizó una cena oficial en una antigua granja, hoy en día reconvertida en restaurante.
La última jornada se centró en exponer las conclusiones obtenidas durante los días anteriores en las diferentes exposiciones y durante las conversaciones informales entre los distintos participantes en el congreso. Por citar alguna de ellas, obviamente una de las primeras es la catalogación de todos los restos materiales, si no se conoce lo que se tiene es imposible conservarlo. Este enunciado, se puede relacionar con el siguiente, que es la divulgación de dicho patrimonio. De nada valen los foros de expertos, académicos, etc., si no se dan a conocer al público, sobre todo a las poblaciones que poseen en su territorio dichas construcciones. Curiosamente, un punto común en casi todos los participantes era el de asignar como uno de los principales problemas a la hora de la conservación y preservación de esas fortificaciones, a las diferentes administraciones, locales, autonómicas, etc., obviamente el grado de implicación de las mismas variaba según los países, así en Rusia, carecen de interés para las mismas, estando totalmente abandonadas a su suerte, mientras que en el lado opuesto, está Noruega, donde las diferentes agencias, tanto locales como nacionales encargadas de la gestión de su patrimonio, están coordinadas en la misión de proteger su patrimonio cultural.
La última visita de la semana, se realizó tras la comida, y consistió en el emplazamiento de uno de los cañones de la batería de Trondenes. Hay que decir para el que no conozca dicha posición, que se trata de la única batería alemana de la Segunda Guerra Mundial dotada con piezas de 406 mm que se encuentra totalmente operativa en la actualidad. Esto se debe a que estuvo en uso por el Ejército noruego hasta los años 80, lo cual ha permitido que se conserve igual que cuando se construyó entre los años 1942 y 1943.
Es realmente impresionante ver como se abre el cierre de la recámara del cañón y como se eleva y gira la enorme torre que lo aloja como si fuera en sus mejores momentos. Hay que indicar que todavía los terrenos de dicha batería están dentro de una zona militar por lo que en todo momento estuvimos acompañados por personal de seguridad de la base militar; esto es un plus, que asegura su conservación, ya que no entrará nadie a robar ningún elemento de dicha construcción, como ocurre en gran parte de las construcciones que están abandonadas a lo largo de la geografía europea.
José Manuel Pañeda Ruiz
Cierre del cañón de 406 mm

Emplazamiento línea Froy

Torre de 120 mm Meloyvaer

Torre de la batería de Trondenes

Imágenes:
- Cierre del cañón de 406 mm
- Emplazamiento línea Froy
- Torre de 120 mm Meloyvaer
- Torre de la batería de Trondenes